Estrategias funcionales: sirven para implementar un sistema de actividades de
valor en la empresa. Los valores empresariales son aquellos que rigen el
comportamiento individual y grupal de los miembros de la organización, definen la forma más adecuada de hacer las cosas. Algunos ejemplos de estas estrategias
son: fortalecer las habilidades directivas, fomentar la capacidad creativa e
innovadora de la empresa, etc.
Estrategias competitivas: este tipo de estrategias se utilizan para diseñar
productos y/o servicios que impacten en el mercado por su calidad, diferenciación e innovación, logrando posicionar a la empresa como líder en el mercado. Estas
estrategias pueden estar enfocadas al mejoramiento de las características de los
productos y/o servicios o a las expectativas de un segmento del mercado.
Estrategias corporativas: estas estrategias se desarrollan con el fin de alcanzar
un incremento de valor para accionistas, directivos, empleados, clientes y
proveedores de la empresa.
Estrategias institucionales: este tipo de estrategias están enfocadas a la
creación de un valor para el área de influencia de la empresa, que se refleje en un beneficio para la sociedad y para el entorno en general. La elaboración de estas
estrategias incluye el cuidado del medio ambiente, de los recursos naturales,
culturales, históricos, etc., así como la conservación de las costumbres, tradiciones y forma de vida de la comunidad. Su objetivo principal es coadyuvar al logro de un desarrollo sustentable
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