La auténtica libertad se ejerce cuando se hace lo que se debe hacer, cuando se elige hacer lo más adecuado; por ejemplo, escoger qué ropa se usará en determinada ocasión representa la libertad, siempre y cuando se respeten las costumbres de los demás. La dimensión de la libertad personal da la responsabilidad: sólo quien es responsable identifica que la libertad sin respeto no existe.
Por tanto, se puede decir que la libertad es la capacidad del ser humano para ser el propio autor de su conducta, según su propia voluntad, a lo largo de su vida. La libertad le permite al ser humano decidir si quiere hacer algo o no, de manera libre, pero también responsabilizándose de sus actos, pues la libertad implica una clara implicación entre lo correcto e incorrecto.
En la actualidad, la humanidad ha identificado el ejercicio de la libertad con la realización de la persona, ya que se trata de un derecho, o de un ideal, al que no se quiere renunciar.
Al ejercer la libertad, la humanidad tiene la oportunidad de actuar de acuerdo a determinados valores éticos. El desarrollo de toda persona debe darse procurando exaltar valores éticos-universales, como justicia, honradez, igualdad, tolerancia, responsabilidad, valentía, amistad, bondad, confianza, fraternidad, libertad, paz, respeto, solidaridad y verdad. Valores que contribuyen al reconocimiento de la dignidad humana y permiten la elemental necesidad de desarrollarse plenamente en convivencia, armonía y paz, reconociendo y respetando la multiculturalidad. De manera que no puede haber un desarrollo integral de una persona sin la realización de la dimensión ética.
Es muy importante ser congruentes al desarrollar los valores éticos en el ejercicio de la libertad, para lo cual hay que definirse y construirse en relación con el entorno, lo que permitirá desarrollar ideales y escalas de valores.
El ejercicio de la libertad en el turismo está ligado al desarrollo humano al poner en marcha prácticas éticas en el contexto empresarial, en función de determinadas políticas y códigos éticos.
Las prácticas éticas son una herramienta estratégica que permite identificar y corregir conductas que afectan a cualquier organización. Al llevarlas a cabo de forma integral, la responsabilidad se vuelve compartida; por ejemplo, se pide a los empleados que cumplan con ciertos valores de la empresa, y que a su vez los consoliden para crear principios de la compañía. Algunos valores que se deben tener presentes son:
En esta perspectiva, es válido que un ser humano, desde su dimensión ética, asuma como el objetivo fundamental de su existencia la búsqueda consciente y perseverante de su propia realización, en una interacción verdaderamente humana con los demás.
El turismo es una actividad que estimula y promueve la integración de los pueblos mediante el reconocimiento de la diversidad cultural, y a la vez desarrolla los valores éticos para una convivencia armónica.
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