La cultura del bienestar

El término "cultura del bienestar" hace referencia al estado anímicamente satisfactorio de una persona al tener salud, felicidad y prosperidad, elevando su calidad de vida. La OMT da una importancia especial a la salud mental de las personas para lograr un bienestar óptimo a los turistas –para que puedan afrontar las tensiones normales de la vida diaria–; por lo que la OMT busca trabajar de forma productiva para ser capaz de hacer una contribución a la comunidad.

La cultura del bienestar está íntimamente ligada a la salud, la cual depende de la interacción de múltiples factores sociales, políticos, económicos, culturales y científicos. Como apunta Briceño-León (2000):"La salud es una síntesis; es la síntesis de una multiplicidad de procesos, de lo que acontece con la biología del cuerpo, con el ambiente que nos rodea, con las relaciones sociales, con la política y la economía internacional" (p.102 ).

Las cinco principales áreas de la cultura del bienestar no están aisladas, ni son independientes, sino que se complementan, por lo que "la salud humana depende de la capacidad de equilibrar el bienestar personal, social, comunitario, profesional y económico", Cumbre de Río de Janeiro (1992, p. 12).

Es por ello que la salud es un fenómeno social que sólo puede ser explicado si se tiene en cuenta que se trata de una estructura de alto grado de complejidad, como son los hechos humanos. Tanto la salud como los hechos humanos se interrelacionan hasta entran en acción  una elevada cantidad de variables con fuerte interacción entre ellas.

Pero, ¿qué se debe entender por salud? La definición que da la Organización Mundial de la Salud (OMS, 1948), máxima autoridad internacional en materia de salud, es:

"La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades". Por lo que la salud se vuelve una meta que hay que tratar de alcanzar para lograr el bienestar.

En tal sentido, la definición de salud de la OMS se usa como referencia para que en los países se tomen medidas gubernamentales de políticas públicas sanitarias, con el fin de mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. De ahí la necesidad de contemplar la existencia de una Seguridad Social que regule, de manera coordinada, las políticas de salud pública, para evitar males mayores. Los ciudadanos sin un Estado promotor de mejoras sociales serían incapaces de alcanzar el desarrollo del bienestar social.

La idea de "completo bienestar" introduce la noción de "normalidad en la salud". En medicina se suele utilizar el adjetivo "normal" como sinónimo de salud; y lo normal es lo que sucede en forma común y corriente. De manera que lo normal sería el promedio –o estándar– de una situación determinada, por lo que se tiene una definición de salud que estadísticamente no se ajusta a la realidad biológico-ecológica y social, porque el hombre y su ambiente están sometidos a una variabilidad que no admite modelos fijos.



En este sentido, la Declaración Universal de los Derechos Humanos surge como un documento político expresivo, que tiene el fin de que la libertad sea una realidad en el escenario global de los valores democráticos; por lo tanto, si existen patrones socialmente aceptados o deseables sobre lo que es o no la normalidad, concepto construido a partir de la interacción compleja de múltiples fuerzas y hechos sociales, "no es posible construir a partir de allí una idea de normalidad que se imponga, excluyendo o considerando enfermos a quienes se salgan del patrón o modelo", según Briceño-León (2000). El peligro político y social de lo anterior es la discriminación de aquéllos que no se consideran como "normales", fomentando así el origen de la segregación y el rechazo social de determinados grupos o personas, con base en criterios establecidos por grupos de poder antidemocrático e intolerante.


Queda claro que la salud es un fenómeno que va más allá del campo exclusivamente médico, por lo que requiere de la intervención de otras disciplinas, como las ciencias sociales, para poder hacer diagnósticos y análisis más acertados al respecto. Esto permite la creación de sistemas institucionales para dar asistencia, recursos y capacitación humana en beneficio de mejorar las condiciones de la calidad de vida de los ciudadanos, y procurar la cultura del bienestar.


La complejidad del estudio de la salud se logra a través del análisis interdisciplinario, ya que para poder comprenderlo en su multiplicidad de dimensiones es necesario que intervengan diversas disciplinas, a las que se conoce como Ciencias Sociales de la Salud.


Concluyendo, la salud es un hecho social tanto material como inmaterial, por lo tanto, se trata de un fenómeno multidimensional y multicausal que trasciende y desborda la competencia estrictamente médica, relacionándose con la biología, la psicología, la economía y la política, y a su vez es una cuestión individual y colectiva.

Actualmente son muchos los países que han tomado la bandera de la tolerancia con el fin de que sus grupos de población convivan con un gran nivel de aceptación y pacifismo, para que con ello la cultura del bienestar sea una realidad accesible para las mayorías.