Todas las decisiones no son iguales ni producen las mismas consecuencias, ni tampoco su adopción es
de idéntica relevancia, es por ello que existen distintos tipos de decisiones. Existen varias propuestas para su
clasificación destacaremos las más representativas.
4.2.1.- Tipología por niveles.
Esta clasificación está conectada con el concepto de estructura organizativa y la idea de jerarquía que
se deriva de la misma. Las decisiones se clasifican en función de la posición jerárquica o nivel administrativo
ocupado por el decisor. Desde este planteamiento distinguiremos:
a) Decisiones estratégicas (o de planificación). Son decisiones adoptadas por decisores situados en el
ápice de la pirámide jerárquica o altos directivos. Estas decisiones se refieren principalmente a las relaciones
entre la organización o empresa y su entorno. Son decisiones de una gran transcendencia puesto que definen los
fines y objetivos generales que afectan a la totalidad de la organización; a su vez perfilan los planes a largo
plazo para lograr esos objetivos. Son decisiones singulares a largo plazo y no repetitivas, por lo que la
información es escasa y sus efectos son difícilmente reversibles; los errores en este tipo de decisiones pueden
comprometer el desarrollo de la empresa y en determinados casos su supervivencia, por lo que requieren un
alto grado de reflexión y juicio.
Son decisiones estratégicas las relativas a dónde se deben localizar las plantas productivas, cuáles
deben ser los recursos de capital y qué clase de productos se deben fabricar.
b.- Decisiones tácticas o de pilotaje. Son decisiones tomadas por directivos intermedios. Tratan de
asignar eficientemente los recursos disponibles para alcanzar los objetivos fijados a nivel estratégico. Estas
decisiones pueden ser repetitivas y el grado de repetición es suficiente para confiar en precedentes. Sus
consecuencias suelen producirse en un plazo no largo de tiempo y son generalmente reversibles. Los errores no
implican sanciones muy fuertes a no ser que se vayan acumulando. Por ejemplo decisiones relacionadas con la
disposición de planta, la distribución del presupuesto o la planificación de la producción.
c.- Decisiones operativas, adoptadas por ejecutivos que se sitúan en el nivel más inferior. Son las
relacionadas con las actividades corrientes de la empresa. El grado de repetitividad es elevado: se traducen a
menudo en rutinas y procedimientos automáticos, por lo que la información necesaria es fácilmente disponible.
Los errores se pueden corregir rápidamente ya que el plazo al que afecta es a corto y las sanciones son
mínimas. Por ejemplo la asignación de trabajos a trabajadores, determinar el inventario a mantener etc.
Por tanto, vemos que existe una correspondencia entre el nivel de responsabilidad o nivel jerárquico al
cual se toman los distintos tipos de decisiones enunciados y el nivel de dificultad de dichas decisiones.
4.2.2.- Tipología por métodos.
Esta clasificación se debe a Simon (1977) quien realiza una clasificación basándose en la similitud de
los métodos empleados para la toma de decisiones, independientemente de los niveles de decisión. Así
distingue una serie continua de decisiones en cuyos extremos están las decisiones programadas y no
programadas.
Se entiende por decisiones programadas aquellas que son repetitivas y rutinarias, cuando se ha definido
un procedimiento o se ha establecido un criterio (o regla de decisión) que facilita hacerles frente, permitiendo
el no ser tratadas de nuevo cada vez que se debe tomar una decisión. Es repetitiva porque el problema ocurre
con cierta frecuencia de manera que se idea un procedimiento habitual para solucionarlo, por ejemplo cuánto
pagar a un determinado empleado, cuándo formular un pedido a un proveedor concreto etc.
Lo fundamental en este tipo de decisiones no es la mayor o menor dificultad en decidir sino que se
encuentra en la repetitividad y la posibilidad de predecir y analizar sus elementos componentes por muy
complejos que resulten éstos.
Las decisiones no programadas son aquellas que resultan nuevas para la empresa, no estructuradas e
importantes en sí mismas. No existe ningún método preestablecido para manejar el problema porque este no
haya surgido antes o porque su naturaleza o estructura son complejas, o porque es tan importante que merece
un tratamiento hecho a medida; por ejemplo la decisión para una empresa de establecer actividades en un
nuevo país. También se utiliza para problemas que puedan ocurrir periódicamente pero quizá requiera de
enfoques modificados debido a cambios en las condiciones internas o externas
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