Origen del concepto de hotel

El hombre siempre ha tenido la necesidad de ir de un lugar a otro por diversos motivos, que lo obligaron a buscar un lugar seguro en donde poder pernoctar, comer y asearse durante el trayecto a su destino. 

 

En tiempos remotos, esto constituía un verdadero reto porque los caminos eran peligrosos y se corría el riesgo de ser asaltado. Cuando una persona tenía que viajar y no conocía a nadie en el camino, solicitaba posada en los pueblos a los que llegaba. Así nació la costumbre de dar albergue gratuito al viajero por una noche, para continuar su viaje al día siguiente. 

 

A lo largo de los años es posible encontrar evidencias de que las diferentes culturas recibían a los viajeros en sus casas, algunas veces como parte como un acto de misericordia, en otras se consideraba un deber y otras por temor.

En la época de los griegos y del Imperio Romano sentían que la hospitalidad hacia los extranjeros era necesaria para su bienestar religioso. 

 

Di Muro (2012), menciona que en las antiguas ciudades de Pompeya y Herculano 

(sepultadas en el año 79 d.C., por la erupción del volcán Vesubio), existieron posadas, conocidas como las Cauponae y los Hospitii, palabra derivada del latín hospitium que significa hospitalidad. 

 

En aquella época los misioneros, sacerdotes y peregrinos formaban el gran grupo de viajeros, realizando largos recorridos hasta llegar a la tierra santa. Estos al igual que los comerciantes necesitaban de un lugar en donde descansar por lo que algunos particulares les ofrecían sus casas. 

Una vez que los cristianos recuperaron dichos lugares, se fundó la orden de San Juan de Jerusalén, integrada por caballeros hospitalarios (De la Torre, 2007), que tenían como fin proteger y hospedar a los peregrinos que visitaban estos lugares, éste hecho trajo la fundación de hospitales, que además de ser lugares en donde se prestaban servicios médicos, también brindaban hospitalidad a los viajeros. De aquí surge palabra que proviene del latín hospes, que significa huésped y de cuyo vocablo también se deriva la palabra "hotel". 

En la edad media Carlomagno, "promulgó leyes que establecían el deber del cristiano de brindar gratuitamente un lugar de descanso al viajero. Sin embargo, considerando la posibilidad de que el viajero pudiera prolongar su estancia y que fuera una carga al brindar alimento gratis durante un periodo indefinido de tiempo, la ley limitó la permanencia de cualquier viajero a tres noches en cada lugar" Gerald W. Lattin (2009). 

 

"Brindar hospitalidad se consideraba como donación caritativa que emanaba de las creencias religiosas" Lattin (2009), pero en 1282 esto cambió, en Florencia Italia, los grandes posaderos de la ciudad formaron un gremio con el fin de que esta hospitalidad se convirtiera en una empresa comercial. Las posadas empezaron a operar bajo un permiso que les permitía además importar y vender vino. Estas no pertenecían a los particulares 

sino a la propia ciudad y eran administradas bajo contratos de arrendamiento de tres años negociados en subasta pública. 

 

Este negocio de la hospitalidad pronto se extendió a Roma y otras ciudades de Italia. 

 

Cabe señalar que Europa hizo grandes aportaciones en lo que se refiere a 

establecimientos de hospedaje, pues al finalizar la Edad Media, resurgió la cultura 

occidental, e incrementó la frecuencia de los viajes, lo que propició que volvieran a aparecer los establecimientos de hospedaje llamados "mesones" y "ventas" que ofrecían con fines lucrativos: alojamiento, alimentos y bebidas, tanto para los viajeros como para sus animales que le servían de transporte.; los "mesones" se localizaban en las poblaciones y las "ventas" al costado de los caminos (Di Muro, 2012).

 Considerando la expansión de las conquistas de los países europeos, estos establecimientos también fueron llevados al nuevo continente. 

 

Durante los siguientes siglos XVI al XVIII sobre todo en Inglaterra, ocurrió una mejoría en la calidad del alojamiento. En ese tiempo, el medio de transporte más utilizado era la diligencia, misma que recorría grandes distancias, por lo que hubo la necesidad de construir posadas o tabernas en lugares estratégicos de las rutas que seguía. Estas se convirtieron en populares puntos de reunión de nobles, políticos, sacerdotes y otros. Los permisos para abrir una posada estaban a cargo del señor o caballero local en cuya jurisdicción se encontraba la posada. 

 

Ya para el siglo XVIII, surge un nuevo concepto, las cafeterías, que como parte de las posadas tuvieron gran popularidad en toda Europa. 

 

No fue sino hasta la Revolución Industrial en Inglaterra cuando se produjeron indicios de nuevas ideas para el negocio del alojamiento. A medida que se fueron mejorando las carreteras y los medios de transporte evolucionaron (automóviles y ferrocarriles) los establecimientos de alojamiento fueron progresando. 

 

Ya para ese entonces la palabra hotel se empezaba a utilizar en la mayoría de este tipo de establecimientos tanto en Francia como en Inglaterra. Uno de los primeros hoteles europeos fue el Hotel de Enrique IV, construido en Nantes en 1788, producto de una gran inversión y considerado como el más exclusivo de la época. 

Es así como surge la palabra hotel (del latín hospes, que significa persona alojada, y de hospitium: hospitalidad). Este término sustituyó a los de taberna y posada, y dada la influencia francesa se generalizó en los demás países. (Di Muro, 2012).