Un plan de negocios sin un estudio económico y financiero no tiene razón de ser, pues el estudio económico y financiero es la guía para definir los recursos financieros necesarios para llevar a cabo el plan de negocios, así como para determinar cuál será la fuente de financiamiento.
De acuerdo a Balanko-Dickson hay cuatro preguntas que un plan financiero debe
contestar:
1. ¿Es viable el negocio?
Esta primera pregunta es el inicio para saber si el negocio que se tiene en mente es viable. Pero, ¿qué significa que un negocio sea viable? Para explicarlo se analizará lo siguiente:
La palabra viable se define como algo que puede vivir o existir, por ejemplo, si se habla de un recién nacido se refiere a que cuenta con las condiciones necesarias para seguir viviendo (Diccionario Lengua Española, 2013). Asimismo, cuando un negocio es viable significa que tiene las condiciones necesarias y suficientes para sobrevivir y desarrollarse.
No basta con tener una idea grandiosa o novedosa, si no se cuenta con los recursos o condiciones para desarrollarla, no tendrá futuro.
2. ¿Cuánto financiamiento y cuándo será necesario?
Al realizar un estudio de flujo de efectivo (entradas o salidas de efectivo) se descubrirá el momento exacto en que será necesario recurrir a un financiamiento, así como el monto.
3. ¿Qué tipo de financiamiento se requiere?
Cuando se habla del tipo de financiamiento se refiere a que, como futuros propietarios de un negocio, se debe tomar en cuenta si se estará dispuesto a solicitar créditos (o financiamiento externo) o bastará con la inversión personal (capital contable o aportación de los socios). De esta manera se podrá saber qué tipo de financiamiento se requiere, si es necesario que los socios (o propietario único) aporten mayor inversión o se buscará una opción externa.
4. ¿Quién proveerá el financiamiento?
Finalmente, cuando ya se sabe que se necesita un financiamiento y de qué tipo, se analizan las posibles fuentes. Si se elige una opción externa es esencial que se tome en cuenta la capacidad de pago, los posibles riesgos, el plazo y el destino de la inversión, todo ello para considerar si valdrá la pena el pago de los intereses en comparación con lo que se obtendrá de ganancias o beneficios.
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