La especulación puede ser sobre cualquier categoría, desde bienes, bienes de consumo, instrumentales de capital, divisas, inmuebles, etc. Para que la especulación se realice es necesario que los precios de tales bienes presenten variaciones en el tiempo o en el espacio, asimismo que el mercado no esté en condiciones de autorregularse.
La especulación requiere del conocimiento y la capacidad de previsión, por eso, se realiza con mayor facilidad en los mercados que tienen un grado suficiente de organización, como son, las bolsas de mercancías y la de valores. La especulación se puede ejercitar por contratación inmediata o por contratación a plazo
Si se preguntara por la calle cuál es el nivel ético de las personas dedicadas a las finanzas, la calificación obtenida sería bastante baja. ¿Cuál puede ser la causa de que los agentes financieros tengan mala fama? Quizá se deba a la complejidad de las operaciones financieras, que dificulta distinguir entre una actuación correcta y un fraude. Sin embargo, el conocido experto en temas bursátiles, Burton Malkiel comenta que los niveles éticos en la bolsa de valores son muy altos, mayores que en otras profesiones.
Probablemente los problemas éticos que se plantean en otras actividades económicas son más frecuentes y más complejas que las planteadas en el mundo financiero. Así como el que muchas personas hayan sufrido importantes pérdidas en los mercados y prefieran culpar a los especuladores; o tal vez la propia actitud de los medios de comunicación
En el mundo financiero, como en cualquier otro, hay actitudes éticas y no éticas, por eso, es bueno reflexionar sobre la ética en la actividad financiera, y en concreto, en la especulación.
Por ello podría pensarse que la especulación es innecesaria, sin embargo, esta idea es falsa ya que la especulación realiza varias funciones en los mercados de valores, las cuales se pueden resumir en lo siguiente:
- Mejorar la eficiencia, consiguiendo precios más correctos.
- Asumir riesgos, consiguiendo mercados más completos.
- Dar liquidez.
La valoración ética de la especulación calificará positivamente las actividades que promuevan el bien común, utilizando la especulación para lograr las funciones que una economía de mercado le reserva.
Será, en consecuencia, lícito analizar la información existente para tratar de predecir los precios futuros, comprando lo que se considera infravalorado y viceversa. La ética del especulador se verá cuando de su actuación se derive una mejora para el conjunto de la sociedad, aunque haya beneficiados y perjudicados particulares
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